Ángel se mortifica por ser comparado con un robot, por el hecho de ser un simple repetidor de las palabras de su maestro en el colegio. Lo que le molesta, en realidad, es enterarse que hoy en día los robots de última generación están diseñados para pensar, tomar decisiones y hasta elegir respuestas en función de las emociones que distingue en los humanos. Es decir, se fastidia al saber que son tratados en el aula como seres inferiores a una máquina electrónica.
Al igual que Ángel, son muchos los niños y jóvenes peruanos que están esperando la oportunidad de aprender pensando, opinando y conversando con libertad sobre la información que se les ofrece. Copiar y repetir una idea no puede ser sinónimo de aprendizaje, pues no equivale a interiorizarla, a comprenderla y aceptarla. Para que esto ocurra, no hay más remedio que atreverse a discutir las enseñanzas del profesor.
El Proyecto Educativo Nacional propone una revolución pedagógica en las instituciones educativas del país. Es decir, un cambio radical en la manera de concebir el aprendizaje, desterrando el copiado y la repetición, para abrirle paso a una educación que enseñe verdaderamente a pensar.
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