setiembre 17, 2006

«Los condenados»: La experiencia social del alumno es fuente de aprendizajes valiosos

Blanca y Tomás realizan actividades cotidianas –navegación, pesca, cocina, artesanía, compra y venta- donde muestran con nitidez no sólo habilidades matemáticas, capacidad perceptiva, sentido de organización, un gran dominio de su motricidad corporal, arte en la preparación de alimentos u orientación espacial, sino también responsabilidad y espíritu de cooperación. Manejan, además, mucha información sobre el ambiente en el que se mueven y la utilizan eficazmente para realizar sus tareas e ir resolviendo eventuales problemas.

Este conjunto de capacidades y valores, propiciados por las experiencias que viven a diario en su vida comunitaria, pasan de largo para sus maestros al interior del colegio. Nadie las nota, nadie las destaca, nadie las aprovecha, nadie en el fondo supone que existan o que tengan algo que ver con los aprendizajes que demanda el currículo. Por eso su profesor los desahucia al empezar el año y los condena a una repetición segura.

El Proyecto Educativo Nacional propone reconocer el valor educativo de las experiencias que los estudiantes viven fuera de la escuela. Insiste en la necesidad de partir de ellas por ser fuente de conocimientos valiosos, para regresar a ellas desde el currículo, posibilitando un diálogo constante entre el conocimiento universal y los saberes locales.

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